Es bastante evidente que Cristiano Ronaldo está firmando una de las peores temporadas, si no la peor, desde que aterrizara en Madrid en el verano de 2009. La pérdida progresiva de explosividad y velocidad, sumada quizá al desgaste mental de ver que Leo Messi no pisa el freno, ha hecho que el delantero, de 32 años, vea caer sus estadísticas en picado.