Hacer deporte es un gran paso para estar más sanos, pero si sigues estos consejos te encontrarás mucho mejor.
Bebe suficiente agua.
El ejercicio físico aumenta nuestras necesidades de líquidos, que deben ser repuestos fundamentalmente a base de agua.
No te pases con el volumen ni la intensidad.
Sigue una progresión lógica en tus entrenamientos. Realizar esfuerzos para los que tu organismo todavía no está preparado solo servirá para disminuir tu rendimiento y, lo que es más grave, empeorar tu salud.
Fíjate objetivos realistas.
Ponerte metas demasiado ambiciosas puede suponer que el deporte, en vez de una válvula de escape para las tensiones, termine convirtiéndose en un motivo adicional de estrés.
Muévete también cuando no entrenes.
Cada vez hay más estudios que demuestran que una hora de deporte al día no puede compensar que pases inmóvil todas las demás. Aunque trabajes sentado, levántate con frecuencia y aprovecha cualquier oportunidad para mover las piernas.
No utilices el deporte como excusa para comer cualquier cosa.
Aunque quemes muchas calorías e incluso si no tienes problemas de peso, debes llevar una alimentación equilibrada.
No te pases con la dieta
Tus necesidades de calorías y nutrientes aumentan cuando haces deporte, por eso debes comer un poco más, incluso aunque quieras perder peso. Un sorprendente número de deportistas (especialmente mujeres), mantienen una ingesta demasiado reducida de calorías.
Equilibra tu entrenamiento
Si lo tuyo es el deporte de fuerza, no te olvides de complementar tu entrenamiento con ejercicio cardiovascular. Y si practicas un deporte de resistencia, no dejes de entrenar la fuerza. Mejorará tu rendimiento y sobre todo tu salud.