Messi, enfrentado con Luis Enrique

 

La cara de Leo Messi tras marcar el 2-1 ante el Leganés, después de otro piscinazo de Neymar, lo decía todo. Era la imagen de la impotencia, del enfado y de la incomodidad hecha futbolista. El gol abrochaba una semana negra para el Barcelona y Messi lo sabe. Por eso el crack argentino no quiso ni celebrar el gol, porque, a día de hoy, está anímicamente muy tocado. No aguanta –como casi todo el vestuario– a Luis Enrique y, lo que es peor, empieza a estar muy decepcionado con algunos compañeros.

Si Messi tuviera que decidir ahora si firma o no su renovación con el Barcelona, el argentino dudaría. Y dudaría mucho. Quizá en enfado actual de Leo se vaya suturanto o mitigando con el tiempo, pero son momentos duros para el crack argentino que ve cómo otra temporada puede irse al garete por la mala gestión del club en los fichajes, del entrenador en la dirección del equipo y de algunos compañeros sobre el césped.

No traga a Luis Enrique

A Luis Enrique sencillamente no le traga. Fue así desde que el técnico le sentó en Anoeta en su primera temporada. Messi y Luis Enrique tuvieron desde entonces una relación fría, ahora es inexistente. Tanto Leo como muchos de sus compañeros ya se hacen a la idea de que, al menos, sólo les quedan cuatro meses de aguantarle.

Compañeros perezosos o sin nivel

Además, Messi cree que algunos de sus compañeros están vagueando, como es el caso de Neymar, y que otros sencillamente no dan el nivel para jugar en el Barcelona, concretamente todos los fichajes de este verano. A Leo le mosquea que, salvo milagro ante el PSG, se va a quedar otro año sin Balón de Oro. Cree que en el Barça le está empezando a pasar lo que en la selección Argentina, donde siempre le toca a él tirar del carro y luego llevarse las críticas cuando las cosas van mal.

Le toca a Bartomeu

Ahora mismo –y ese pensamiento puede cambiar– Messi está enfadado con el mundo y sigue pensándose si lo mejor es renovar o empezar de cero en otro club. Es cierto que en el fondo Messi no quiere irse del Barça, pero además de la oferta económica, Bartomeu le tendrá que garantizar un entrenador a su gusto y una plantilla de nivel si quiere convencer al crack argentino para que termine su carrera vestido de azulgrana. Si no, el futuro de Messi podría estar lejos del Camp Nou.