Como si el carrusel de sacudones anímicos en el que desde hace un tiempo viaja Juan Martín del Potro no fuera suficiente, anoche el tandilense se conmovió con una ovación de las que no existen en el tenis. En Nueva York, cuando estaba 2-5 en el cuarto set y se encaminaba a recibir el servicio de Stan Wawrinka en lo que apuntaba a ser el último game de una derrota, escuchó un "olé, ole, olé, olééé, Delpooo, Delpo..." y una aclamación que pausaron por más de 80 segundos el partido.