El fútbol, el periodismo deportivo y el arbitraje; una relación ventajista

El fútbol, el periodismo deportivo y el arbitraje; una relación ventajista

 

Los regates, el primer toque, los controles orientados, la gambeta, los goles, EL FÚTBOL parecen haber pasado a un segundo plano. 

Los encargados de impartir justicia pasaron de ser actores de reparto a protagonistas de la película. Cada que hay un partido que involucra a un equipo grande o poderoso parece que todas las miradas se centran en el accionar del árbitro, en cómo actúa, si amaga en sacar tarjetas, si es permisivo con x o y jugador, si el línea no señaló un fuera de juego aunque sea milimétrico, el arbitraje siempre parece ser tendencioso y enseguida la gente tira de la palabra "robo". 

Este mote es utilizado casi como si les estuvieran sacando algo del bolsillo o si hubieran asaltado algún familiar cercano, con una indignación tan grande que parece que hubiesen visto a los árbitros recibir un soborno de parte del equipo que resultó favorecido.  

No obstante todo ese reclamo, indignación y sospecha solamente es válido cuando el favorecido no es el club con el que simpatizan, porque cuando favorecen al que siguen es porque los árbitros son humanos y pueden equivocarse. 

No hay espacio para el error, todo está condicionado y bajo sospecha, eso en lugar de favorecer va en detrimento del deporte que tanto amamos, genera odio y comentarios vertidos a la ligera escudados en lo que dijo cualquier personaje que aparece en la televisión sin cuestionarnos si el que está del otro lado de la pantalla siquiera sabe de fútbol, porque el que este ahí no necesariamente quiere decir que sepa, hay muchos impostores que se valen de tener buena oratoria y discurso para aprovecharse del que los ve y escucha.

Como decía el gran Dante Panzeri: "Este es un conflicto entre los que saben, pero no saben decir, y los que mienten pero saben hablar". "Antes el público opinaba como el periodismo o discutía con el periodismo. Hoy el periodismo opina como el público, ha dejado de discutir con el público". 

Antes el periodista era un individuo que veía, pensaba y opinaba. Ahora oye y después repite, casi han dejado de pensar por sí mismos, los impulsan intereses particulares de la gente para la que trabajan, se perdió la objetividad y el criterio propio. Lo que vende es la polémica y la mentira, lo extra cancha, lo que esta desligado del juego en sí, porque para opinar de fútbol hay que saber de fútbol y eso es algo más complicado. 

Bien lo dijo Juan Manuel Lillo: "Cuando vemos un partido, vemos lo que sabemos, no lo que esta pasando". 

Recuerdo cuando surgió la lucha libre de la WWE, en su auge este espectáculo atrajo a mucha gente hasta que se dieron cuenta que todo era un show actuado. Así mismo hoy estamos llenos de "programas deportivos" nacionales y extranjeros con una gran similitud, creando personajes ficticios y extremistas para que la gente se identifique con sus manías y formas de pensar y expresarse. 

Estos impostores son tan buenos interpretando sus papeles que ganan adeptos y seguidores a una velocidad de escándalo aunque el discurso que pregonan carece de toda objetividad y está lejos de la verdad. Algo hay que vende para poder comer, polémicas arbitrales, injerencia de factores externos, actitudes o cosas dichas por tal o cual jugador, relaciones amorosas y vida personal de los deportistas, cualquier cosa de la que se pueda sacar partido es buena para volverla viral y seguir con el circo. 

 

El juego pasó a un segundo plano, vivimos en una época privilegiada en la que podemos disfrutar de jugadores y equipos que probablemente jamás volvamos a ver. No nos dejemos manipular, descartemos el odio, utilicemos el raciocinio y disfrutemos de lo principal, lo bello que encierra este bendito deporte llamado Fútbol.