Casi tres meses sin competir son demasiados para Rafa Nadal. Por eso, en su estreno en el Open de Australia, que suponía el regreso a las pistas de forma oficial del número uno, propinó una soberana paliza al veterano Víctor Estrella Burgos. Llegó con hambre y rabia el mallorquín, exuberante con su nueva camiseta sin mangas, para no dar ni una sola opción al jugador dominicano, que se despidió del torneo con un severo correctivo (6-1, 6-1 y 6-1).

La primera ronda del Grand Slam que se celebra en Melbourne fue benévola con el mallorquín. El dominicano Estrella Burgos, de 37 años, como se esperaba fue una buena prueba para ir cogiendo ritmo de cara a próximos partidos más exigentes. Casi como un entrenamiento se lo tomo el número uno, y pese a eso su superioridad fue abismal.

Nadal desplegó todo su abanico de recursos tenísticos para dejar claro desde el principio que el partido iba a ser una pesadilla para su rival. Sin mangas, como cuando era un jovencito en 2008, el mallorquín saltó a la pista para avanzar de ronda por la vía rápida. Su rapidez de piernas y su buen ritmo de peloteo pronto dejaron a su correoso rival sin esperanza. En un visto y no visto, el mallorquín rompió el servicio de Estrella Burgos hasta en dos ocasiones para endosarle un 5-0 inicial.

En solo 23 minutos Nadal ya había conquistado el primer set. Sólo tres errores no forzados fueron el mejor ejemplo de la seriedad del número uno ante un rival que se sabía inferior. La concentración fue la necesaria para afrontar el comienzo del torneo y pronto las ventajas evidenciaron las diferencias que existen entre ambos tenistas.

El dominicano, con una actitud fantástica, nunca le perdió la cara al encuentro, por más que Nadal, con su capacidad para dominar desde el fondo, lo machacase desde el inicio. Y eso hizo vibrar al público y darle emoción a un partido con un resultado meridianamente claro. Tanto fue así que en el segundo set, cuando Nadal ya ganaba 5-0, Estrella Burgos fue capaz de romperle el servicio al mallorquín. Lo celebró el dominicano como si de una victoria histórica se tratase.

El tercer set fue más plácido todavía que los dos iniciales. Nadal dominó a su rival por velocidad de piernas y capacidad técnica. Estrella Burgos mantuvo el tipo como pudo y volvió a salvar un juego, insuficiente para evitar que el mallorquín cerrase del partido de forma brillante.

Después de varios meses de dudas sobre su estado físico, Nadal despejó la incógnita a lo grande. Volvió el jugador imponente que no da opciones a sus rivales. Ni un ápice de las molestias que le hicieron perderse el final de la temporada pasada. Con un cuadro que le beneficia, el mallorquín encontró en Estrella Burgos un rival ante el que rodarse para estar a punto en segunda ronda.

“Me hubiese gustado tener más continuidad en el principio de temporada, pero he estado una semana entrenando aquí y las sensaciones han sido muy positivas. Pese a eso he salido muy fuerte, respetando al máximo a mi rival, para poder dominar desde el inicio. He sido capaz de empezar cada set por delante y eso ha sido clave”, explicó Nadal a la conclusión del encuentro.

El mallorquín se medirá en segunda ronda a Leonardo Mayer, un rival que Nadal prevé “difícil, es un rival de nivel al que tengo que controlar mucho y no dejarle jugar fácil. En el US Open del año pasado ya me lo puso difícil”, añadió. Por último, Nadal reconoció que lo más importante en este inicio es ganar. “Lo principal es ganar. No soy resultadista pero cuando vienes de un tiempo de inactividad es lo más importante. Las sensaciones son buenas en entrenamiento y la experiencia te dice que si ganas partidos en las primeras rondas podré llegar más lejos y tener una sensación positiva del comienzo de temporada”, concluyó.