Formula 1: Vettel, contra las cuerdas

 

Fue Fernando Alonso el primero en hacer público el diagnóstico. “Hay una grandísima frustración en Vettel”. Pero no crean que la frustración es por no ganar en Ferrari, más bien podría ser que no es capaz de mejorar los resultados de Alonso en Ferrari. Y ahsta puede que lo que realmente frustra al tetracampeón Sebastian Vettel, lo que le saca de quicio, es que un piloto en el final de su carrera con fama de empinar el codo y al que Alonso vapuleó durante su cohabitación en Ferrari, le esté ganando, mejore sus cifras. La guerra de Vettel ha sido con el campeón finlandés Kimi Raikkonen.

 

La guerra en F-1 es siempre contra tu compañero, al menos es la primera. No te puedes planear nada más si no eres capaz de ganar a tu vecino de garaje. Vettel salió huyendo de Red Bull cuando el australiano Daniel Ricciardo le pasó por encima en 2014. El año pasado, pudo a duras penas con Iceman. Solo los más entendidos vieron que Alonso sacaba muchísima más diferencia al finlandés. Este año, ni siquiera eso. Antes del último abandono de Kimi, iba por encima en todo. Y claro, luego llegaron las palabras del jefe, de Mauriccio Arribavene: “Sebastian tiene que ganarse la renovación”. “¿Cómo?” debió pensar, el alemán, con cuatro títulos, recibido como el nuevo Schumacher en Maranello. Y perdió la cabeza.

Después de que el 'paddock' criticase sus insultos, Vettel ha pedido perdón a todo el mundo, incluido el Director de Carrera

 

Después de todo el año quejándose por radio, insultando sin parar, cruzó una línea al llamar “idiota” a Alonso y “bobo” a Carlos Sainz. Ahí llegó la primera reacción sonora en el paddock a sus desmanes de un consentido, a la rabieta de un niñato. “Hay que perdonarle porque entiendo su gran frustración y la de Ferrari”. No se se puede decir más en menos palabras. Ferrari y Vettel se la tragaron, pero no la digirieron en lo que restaba de fin de semana. Y llegó la maniobra con Max Verstappen, ese muchacho de 19 años al que le dan igual los títulos de Vettel, y al que en Spa le recriminó que “no puede protestar tanto cuando se conduce tan mal como hizo en la salida”.