En una contrarreloj marcada por un perfil de etapa con dos subidas y un páramo en el que las rachas de viento de más de 30 km/h han castigado de una manera inhumana a los débiles cuerpos de los ciclistas, Tom Dumoulin ha logrado una victoria incontestable, por delante de un Chris Froome que ahora es más líder y frente a un Nairo Quintana que se descuelga de la general.
Tras la esperpéntica prueba del Mont Ventoux de ayer, todas las miradas estaban puestas en la primera contrarreloj del Tour de Francia. Una CRI de 37,5 kilómetros, entre Bourg-Saint-Andéol y la cueva de Pont-d’Arc, cuyo diseño favorecía a los ciclistas más completos, en detrimento de los especialistas puros y con la duda de saber cuál sería el rendimiento de Nairo Quintana respecto a Chris Froome. 37,5 kilómetros marcados por la subida de los siete primeros, con una pendiente media del 5%, una zona intermedia muy expuesta al viento y otra subida final de unos cuatro kilómetros, con rampas del 6 al 8%, que pueden haber inclinado ya la balanza de la ronda gala en favor del británico.