El deportista que más veces escaló a la cima del podio olímpico es el nadador estadounidense Michael Phelps (14 oros). Este hombre pulverizó los registros de los también nadadores Mark Spitz y Johnny Peter Weissmuller (el primer Tarzán en la historia del cine y el primero en bajar del minuto los 100 metros libres). Por eso, Phelps es considerado el mejor nadador del planeta en todos los tiempos.
En los Juegos Olímpicos de 2004, Phelps se convirtió en el segundo deportista, después del gimnasta soviético Aleksandr Dityatin, en ganar ocho medallas en una sola Olimpiada. Allí intentó, sin conseguirlo, superar las siete medallas de oro obtenidas por Spitz en Múnich-72, y con sus seis medallas de oro (cuatro individuales) y dos más de bronce brilló en Atenas, polis que 108 años antes había servido de sede los Primeros Juegos Olímpicos de la modernidad.
La revancha vino cuatro años después, en los Juegos Olímpicos de Pekín, donde Phelps se inscribió en ocho eventos en los que fue imbatible. Una actuación sin precedentes en la que el fenómeno ganó ocho medallas de oro y dejó para el recuerdo la hazaña que durante 36 años convirtió a Spitz en toda una personalidad en el mundo olímpico.
El récord de Phelps, con sus 14 medallas de oro, también borró la marca de 10 establecida por Ray Ewry (ver recuadro) y quedó a tan sólo dos preseas de igualar las 18 medallas olímpicas de Latynina. Los aficionados están expectantes y sus miradas se centran en Phelps, quien tiene una gran oportunidad de, por lo menos, igualar en Londres a la gimnasta rusa, quien desde hace 48 años ha visto desfilar a deportistas que, aunque excepcionales, no alcanzaron sus galardones.