No es verano, pero en el Atlético de Madrid parece agosto. Hierven las arterias del club rojiblanco, puesto patas arriba por la salida de los pesos pesados del vestuario, gente que ha marcado el paso de un equipo ganador en los últimos años y que, de golpe, ha levantado la mano en señal de despedida.
Primero fue Lucas Hernández, luego le han seguido Godín (el capitán), Antoine Griezmann (la estrella del equipo), Juanfran y posiblemente Filipe Luis. Todos tienen. Sobre el papel, una razón diferente para marcharse. Pero coinciden en mirar de reojo hacia una persona: Diego Pablo Simeone. No lo quieren decir a voz en grito, pero en los círculos privados reconocen que el vestuario del Atlético no está caliente: quema. Y señalan a la mano dictadora del entrenador y algunos de sus colaboradores, como el Profe Ortega, como los responsables del ambiente enrarecido que hoy existe en las tripas del plantel.
El gen competitivo del Cholo Simeone, que tantos títulos ha dado al Atlético, tenía que saltar de alguna manera, y muchos se sorprenden de que esta salida masiva de futbolistas clave se haya hecho sin sangre y de manera 'civilizada', pero también es coincidencia que ninguno quiera mirar atrás y muestre un recuerdo cariñoso con el jefe argentino. Significativo ha sido el caso de Juanfran. El veterano lateral, uno de los capitanes del equipo y voz de mucho peso en el plantel, ha anunciado su marcha haciendo oídos sordos a las sugerencias de Simeone, que tras la marcha de Godín al Inter lo veía como el relevo perfecto del uruguayo en el vestuario. Pero Juanfran lo que quiere es jugar, se ve en condiciones de rendir al máximo nivel un par de años más y sentirse útil, no una pieza de quita y pon como ha estado ocurriendo en el último año.
Diego Costa regresó ilusionado al equipo que lo lanzó al estrellato internacional. El hispano-brasileño se llevó la desagradable sorpresa de que aquel idílico vestuario que tanto añoraba desde Londres se evaporó. El racial delantero ha sufrido numerosas lesiones, pero en los momentos más bajos no encontró el cariño y, en especial, la mano del entrenador, cuya relación con él no es del todo tan buena como ambos quisieran. El ariete de Lagarto, que se lesionó este martes en un amistoso en Jerusalén, le ha dicho a su agente (Jorge Mendes) que le busque un buen equipo. Donde sea. Tanto es así que Diego ha estado moviendo los hilos del mercado fuera del ámbito de su agente.
Con Griezmann, la relación con el Cholo en las últimas semanas (y casi en los últimos meses) ha sufrido chispazos, en especial tras la eliminación del equipo a manos de la Juventus. El francés, que se marchará al Barça el 1 de julio, no se siente a gusto con el sistema de juego conservador de Simeone y se lo dijo a la cara en la última conversación, cuando el argentino le preguntó por las razones de su decisión. Antoine Griezmann dejará el Atlético aprovechando que su cláusula bajará a partir de julio de 200 a 120 millones, de los cuales 24 irán a parar a la Real Sociedad.
Diego Simeone, que firmó un nuevo contrato que finaliza en junio de 2022, es el entrenador mejor pagado del mundo. Cobra 23 millones netos, la misma cantidad que se ha embolsado Griezmann. Así lo tiene estipulado en el documento que le extendió el club rojiblanco.
El argentino Correa, jugador que reclamó en su momento Simeone, se cansó de ser el jugador-bombero del equipo; no le gusta el rol de apagafuegos, así se lo ha dicho al entrenador y a su agente. El Atlético lo ha puesto en el mercado. Saúl es uno de los futbolistas que no ha ocultado su malestar con las decisiones del Cholo. Es un medio con llegada espectacular y tremendamente efectivo en las segundas jugadas, pero está cansado de ser chico para todo en el equipo. Simeone no ha sido sensible a sus peticiones y la relación con el entrenador se encuentra ahora en su momento más bajo. Saúl estaba llamado a ser uno de los sucesores en el vestuario del capo Diego Godín, pero el Cholo no termina de ver al joven futbolista con el brazalete de capitán. El hombre que lo llevará será Koke.
El caso Rodri y su esperada fuga
Pero el caso más llamativo de todos es el de Rodrigo. El joven mediocentro internacional, criado en la cantera del Atlético y desechado en su año de cadete por bajito (ahora mide 1,90), se marchó al Villarreal, donde confirmó sus enormes posibilidades. El Atlético lo repescó pagando 20 millones de euros. Tras una temporada en el club de sus amores (es colchonero hasta las trancas), es carne de rumores. Se asegura que el Manchester City de Pep Guardiola va a depositar los 70 millones de su cláusula para arrebatárselo al Atlético. Guardiola ve en Rodrigo un jugador clave para asaltar la Champions el año próximo. El de Santpedor asegura que tiene todas las cualidades para erigirse en el sucesor de Sergio Busquets en la selección española.
De hacerse carne el rumor, Rodrigo habrá tenido una estancia testimonial en el Atlético. El futbolista del Atlético, según asegura Javier Gómez Matallanas en El Confidencial, seguirá en el club rojiblanco si Cholo Simeone pide a Gil Marín que mueva todos los hilos para que no se marche. La pregunta es si realmente quiere el argentino que Rodrigo no se marche del club rojiblanco. En la entidad se huelen lo peor y Andrea Berta, el director deportivo, ya tiene las pilas puestas para encarar un verano de locos. Una revolución en toda regla con todos mirando al Cholo.