El FC Barcelona hace tiempo se colgó el cartel de club señor. Alardea de valores y trata de demostrarlos con hechos, por más que cuesta tomar decisiones del agrado de todos.
La última idea que tiene en mente el presidente Josep María Bartomeu pasa por reforzar la dirección deportiva. El nombre que tiene en menta no dejará indiferente a nadie: Jordi Cruyff.
Se trata de una decisión meditada, pensada con el ánimo de unir a esas dos facciones del barcelonismo tan separadas. Esas que se ven representadas en los últimos años por Sandro Rosell y Joan Laporta.
Laporta, cruyffista confeso, estará a favor de la incorporación del hijo del gran Johan Cruyff, aunque es cierto que no aportó demasiado al club en su etapa como futbolista.
Se trata, evidentemente, de tender la mano a la familia de un mito. Un gesto en son de paz que puede venir bien tras muchos días de tensiones.
La detención del ex presidente Rosell y la reciente sentencia sobre la acción de responsabilidad favorable a Laporta están generando mucha crispación. La llegada de Cruyff frenaría el impacto.
Recuperan el plan Puyol
Y serviría para reforzar a Robert Fernández emulando lo que se intentó en su momento con Carles Puyol, que fue el ayudante temporal de Andoni Zubizarreta.
Tras el nombramiento de Ernesto Valverde como primer entrenador, la secretaría técnica es el siguiente peldaño en la estructura deportiva que el Barça debe examinar. Las decisiones de Robert Fernández en sus dos temporadas como secretario técnico han dejado más sombras que luces.
Jordi Cruyff, de 43 años, tiene experiencia como director deportivo en el AEK Larnaca chipriota y el Maccabi Tel Aviv israelí.