Samuel Umtiti está siendo una de las sorpresas agradables de la presente temporada. El central galo, de origen camerunés, gusta y está convenciendo. Sólido y efectivo, se ha adaptado al estilo de juego del FC Barcelona y, de seguir así, con él se aprobará una asignatura pendiente que arrastraba el equipo desde hacía ya demasiados años.
La llegada de Umtiti, después de los millones dilapidados a la caza y captura de un zaguero, ha sido un acierto. No fue casualidad que fuera el primer fichaje de la presente temporada, señal inequívoca de que era un jugador estrechamente controlado después de los repetidos fracasos experimentados en esta demarcación.
El ex del Olympique de Lyon, que el sábado 29 de octubre, contra el Granada (1-0), estableció un récord personal al realizar 115 pases bien de 120 (casi un 96% de éxito), parece que hace años que juega en la zaga azulgrana. No siente la presión de tener metros y metros inhóspitos a su espalda, no se complica la vida, da buena salida al balón y destaca por su velocidad y anticipación. Ha aprendido todos los automatismos que manejan sus compañeros en muy poco tiempo.
Para llegar a esta situación ha sido básica la actitud y el compromiso del jugador. Desde el primer momento se propuso triunfar y lo está consiguiendo. Estudia a los rivales en vídeo y se fija, especialmente, en los delanteros a los que se medirá. Radiografía sus características y habilidades en casa para contrarrestarlas en el terreno de juego. Es el que no deja nada al azar.