Sonriente y la cabeza en su sitio. Su jovialidad esconde inteligencia, reflexión y decisión. Las virtudes que exhibe como director del fútbol del Real Madrid. Desde que llegó al equipo se convirtió en un jugador fundamental del esquema. Pivote, interior y director del fútbol del conjunto, en todas las misiones ha sido esencial para sus entrenadores. Ayer renovó hasta 2020, cuando tendrá 35 años. No hay un jugador que pueda tener su creatividad ofensiva y su personalidad para llevar la batuta. El club lo patenta por cuatro años más.
No le fue fácil venir a la casa blanca, porque Daniel Levy, presidente del Tottenham, sabía el centrocampista que tenía. Modric presionó hasta el límite al dueño de los Spurs y en agosto de 2012 consiguió su el reto de su vida, pertenecer «al mejor equipo del mundo». El croata reconoce ante ABC que aquel fichaje fue el mayor acierto personal y profesional de su vida, tanto como unir su existencia a Vanja. «En el Tottenham había alcanzado el máximo listón y necesitaba un equipo donde demostrar todas mis calidades. En el Real Madrid he podido jugar como quería».
Hoy es un ídolo del madridismo. Le costó ganarse a la afición. Llegó en la peor temporada de Mourinho, la última, y sufrió ataques respecto a su posible rendimiento. Un golazo suyo en Old Trafford clasificó al Real Madrid en una eliminatoria difícil de la Champions. Todo cambió. Se supo discernir que «Luka» era un líder del conjunto madrileño. El triunfo particular le llegó con Ancelotti al mando y Zidane como ayudante. El italiano le colocó como doble pivote junto a Kroos. Y Modric supo ser creador y medio destructivo a la vez. Se hizo más completo. Benítez y Zidane le dieron la dirección del juego del Real Madrid. Es un futbolista fundamental. No tiene sustituto.