Desde el momento en que cayó el primer objeto al bus de los jugadores del Boca Juniors empezó la especulación sobre qué estaba pasando, y qué pasaría.
El Presidente y el Consejo de la CONMEBOL decidieron en la mañana de este domingo la postergación del partido de vuelta de la final de CONMEBOL Libertadores 2018 con el objetivo de la preservar la igualdad deportiva.
— CONMEBOL.com (@CONMEBOL) 25 de noviembre de 2018
Fue el sábado, faltaban un par de horas para el partido y ya el estadio Monumental de River Plate estaba repleto, a la espera de la final más anhelada en décadas de la Copa Libertadores entre los dos históricos rivales argentinos.
Por un lado, estaban las teorías sobre qué hubo detrás de un ataque que dejó varios jugadores heridos: si una pelea entre la policía y el gobierno de la ciudad o si una venganza de la barra brava por la incautación de 300 entradas y US$200.000 por reventa ilegal.
Quizá no hubo ninguna conspiración detrás, y la falla fue que el operativo policial llevó al bus de Boca a una zona roja plagada de hinchas de River.
Luego, por otro lado, están las teorías sobre lo que pasaría.
El partido fue pospuesto dos veces el sábado y finalmente suspendido el domingo.
Se espera una resolución este martes, después de que los presidentes de los clubes se reúnan en Asunción con Alejandro Domínguez, director de la Confederación Sudamericana de Fútbol (Conmebol).
En la ecuación entran variables políticas, como es la organización de la cumbre G20 en Buenos Aires este viernes con los mandatarios más importantes del mundo, y de historia reciente, como es las sanciones que han recibido equipos por sucesos similares.
En medio de la especulación, y a partir de lo que han dicho los equipos, es posible armar tres escenarios de lo que puede pasar.