Tras la victoria de último minuto del conjunto de Inglaterra frente a Eslovaquia, el zaguero Jan Durica insinúo que el partido estaba amañado y que el silbante del compromiso sabia lo que tenia que hacer para que el cuadro de La Rosa ganara.
Inglaterra arruinó la que parecía ser una fiesta eslovaca, pues cuando todo indicaba que el marcador quedaría sin movimiento, apareció milagrosamente Adam Lallana con un zurdazo a los 95 minutos para decretar el triunfo británico.