Bianca Andreescu: ¡La revelación en el tenis mundial!

 

Bianca Andreescu se proclamó el pasado domingo campeona en Indian Wells. Con 18 años, esta canadiense se ha convertido en una de las grandes tenistas a seguir. Aunque nació en Missisauga, ciudad de Ontario, sus primeros raquetazos los dio en Rumanía, patria de sus padres. Fue en su vuelta a Canadá donde perfeccionó su juego.

Fruto del duro entrenamiento ha llegado donde ha llegado. Si hace apenas unos meses estaba perdiendo partidos y no lograba encontrar su mejor juego, 2019 le ha mostrado la otra cara del deporte. Empezó el año siendo la 152 del mundo; hoy es la 24: «Es una locura», dijo tras su victoria en Florida.

Su nombre empezó a ganar protagonismo en todos los medios la semana pasada, a medida que se fue cobrando víctimas en la pista. En cuartos se vio las caras con Muguruza, a la que eliminó con un contundente 6-0, 6-1. «Estoy realmente feliz. Creo que simplemente me concentré en mis tácticas, que consistían en ejercer presión sobre su golpe de derecha, moverla, cambiar el ritmo como siempre lo hago, jugar mi juego», analizó inteligentemente tras el partido.

«No sabía mucho sobre ella, pero está jugando muy bien. Espero con ganas volver a enfrentarme a ella y ver cómo puedo ganarle», dijo la hispano-venezolana después de la derrota.

En la semifinal esperaba Elina Svitolina, quinta tenista del ranking mundial. Y también sucumbió ante Andreescu. La canadiense estaba en la final. Meses antes, en enero, había conseguido lo propio en Auckland, pero había caído ante la alemana Julia Georges. Antes había ganado a exnúmeros uno como Caroline Wozniacki y Venus Williams.

En Indian Wells buscaba resarcirse y Angelique Kerber era su último obstáculo. Una novata contra la octava del mundo, campeona de tres Gran Slam. Y esta joven volvió a conseguirlo.

Por 4-6, 6-3, 4-6, Andreescu se hizo con el título más importante de su todavía corta carrera. Sobre la pista se impuso no solo a su rival, sino a los calambres que sufrió durante el partido. Su juego veloz, agresivo e inteligente la aupó a lo más alto: «Si hace meses alguien me hubieran dicho que me iba a pasar esto, le hubiera considerado un loco. Me siento muy honrada por todo el apoyo que me brinda el público. Siento que la confianza es todo en un tenista, y cada partido que gano aprendo más cosas y adquiero una confianza que me permite jugar mejor y alcanzar la cima de mi rendimiento».

Su triunfo en Indian Wells la ha convertido en la primera invitada en salir campeona del torneo y en la cuarta más joven en conseguir un título así. Solo la superan Martina Hingis, Serena Williams y Monica Seles, todas ellas grandes nombres en la historia del tenis. Aunque su juventud le ha hecho acaparar todos los focoss, ella no rehuye de la presión: «Me veo ganando un Grand Slam, tal vez incluso más. Haciéndome un nombre y haciendo historia».

Lograda la hazaña en el Valle de Coachella, Andreescu confía ahora en que este haya sido el primer paso hasta lo más alto. « ¿Quién sabe dónde puedo estar dentro de otros dos meses? En el deporte, como en la vida, todo se puede lograr», aseguró. Entre sus objetivos está hacer historia y convertirse en un referente. Sobre lo primero, dijo que lo «acababa de conseguir». De lo segundo, toma como referencia a Simona Halep: «La admiro desde que era niña, fue muy emocionante su triunfo en Roland Garros, y como persona me resulta admirable. Lo que más me ilusiona es tener una gran carrera que me convierta en un referente para los demás, que pueda servir de inspiración para los jóvenes».

La meditación

Uno de los secretos del meteórico ascenso de Adreescu en el ranking WTA es la meditación: «Es una cosa importante que he estado haciendo y que realmente me ha ayudado a mantenerme concentrada y positiva», explicó. Aprendió esta técnica de su madre y empezó a la introdujo en su vida a los 13 años. Desde entonces la ha acompañado.

La canadiense practica la llamada «meditación de visualización creativa», que consiste en crear una imagen mental visual de los objetivos que desea manifestar para entrenar al cerebro para lograrlos. Le dedica cada mañana quince minutos, además de recurrir a ella antes de jugar los partidos.

En la final ante Kerber, cuando los dolores parecían que podían superarla, echó mano de esta: «La respiración realmente me ayuda, así que respiré profundamente y traté de no enfadarme conmigo misma. Realmente funcionó», confesó.