El astro Lionel Messi está de regreso con la albiceleste sin haber llegado a cumplir una renuncia que había dado la vuelta al mundo y dejó helados a millones de hinchas de la selección argentina.
Desde la noche en que dijo: "Ya está, se terminó para mí", pasaron 47 días. Pareció un siglo hasta que escribió en un comunicado: "Amo demasiado a mi país y a esta camiseta". Volvió sin irse porque Argentina no tuvo que jugar ningún partido sin él en la cancha.
Podría jugar contra Uruguay el jueves en la clasificatoria para el Mundial de Rusia-2018. Está en duda por una molestia en un abductor, músculo traicionero si los hay. Es posible que lo cuiden. Tampoco es lo crucial históricamente.
Lo importante es que reafirmó su pasión por la camiseta de bastones verticales celestes y blancos. "Me pasaron muchas cosas por la cabeza el último día de la final y pensé seriamente en dejarlo", comunicó la 'Pulga' el 12 de agosto.
"Veo que hay muchos problemas en el fútbol argentino y no quiero crear uno más. No quiero causar ningún daño, siempre pretendí todo lo contrario, ayudar en todo lo que pude", dijo. Y la declaración volvió a girar como un satélite alrededor del planeta.