En la mañana del martes, Lionel Messi y Luis Suárez amanecieron con un llamado preocupante: sus autos, estacionados en la terminal de vuelos privados del aeropuerto de El Prat, podían tener artefactos explosivos. Por ese motivo, las fuerzas de seguridad se movilizaron rápidamente y, junto con perros especializados en rastrear ese tipo de elementos, pudieron comprobar que todo era una falsa amenaza.