El objetivo estaba más que claro en la mente de Estados Unidos: debía ganarle a Trinidad y Tobago para terminar primero en el Grupo 3 de las Eliminatorias de la Concacaf. Con esto se aseguraba enfrentar de entrada a México, en el primer partido del hexagonal. De terminar segundo hubiera tenido que jugar el clásico en el final de ese hexagonal, algo poco deseable para ambos países.