El CSKA de Moscú se despidió de la Champions League con una sorprendente victoria en el Santiago Bernabéu.
El equipo ruso, eliminado y sin Europa League, ha ganado los dos partidos al Real Madrid, clasificado como primero de grupo. Algo tan difícil de explicar cómo lo sucedido en este partido, un trámite que parecía a beneficio de inventario para los blancos y acabó en pesadilla.
El Real Madrid comenzó bien, y juntó buenas fases de fútbol. La alegría de Vinícius se dejaba notar por el costado izquierdo, Asensio jugaba libre e inquietaba a Akinfeev, que le sacó un remate y vio cómo otro se estrellaba en el larguero. Luego vino un jugadón del propio Asensio, que tiró primero una pared de lujo con Vinícius y luego otra no menos espectacular con Benzema. La jugada no tuvo un final a la altura, porque Asensio remató a los guantes de Akinfeev.
Sin embargo, se adelantó el CSKA. En el 37, Chalov sorprendió con una bella maniobra, se cambió el balón de pie para perfilarse y la puso con rosca al segundo palo, donde no pudo llegar Courtois. El gol parecía un accidente, pero cinco minutos después, con una internada de Mario Fernández que retrató a Marcelo y Javi Sánchez. Schennikov cazó el rechace y puso el 0-2. Un escenario impensable sólo un parpadeo antes.
Tras el descanso, Solari dio entrada a Bale en lugar de Benzema. El galés pasó desapercibido en el juego hasta que tuvo que ser atendido por problemas en el tobillo. A diferencia del primer tiempo, el Real Madrid apenas generó peligro salvo en una ocasión de Isco, que le valió algunos pitos de la grada en las siguientes jugadas por unas palabras del jugador, no quedó claro si a la grada o a un árbitro asistente. En medio del runrún, Sigurdsson marcó el 0-3 de un remate cruzado.
